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Las mejores plantas repelentes de insectos en casa o en el jardín
Hogar ecológico 2 julio 2025

Las mejores plantas repelentes de insectos en casa o en el jardín


Plantas repelentes de insectos: libera tu jardín de mosquitos, hormigas, etc. con plantas como la citronela o el geranio. Soluciones naturales eficaces.
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Silvia Sanchidrián

Responsable de comunicación en Indomio España

Mosquitos zumbando durante las noches de verano, hormigas invadiendo la cocina, moscas perturbando los momentos de relax: ¿con qué frecuencia te encuentras luchando contra los insectos en tu casa o jardín? Si la idea de recurrir siempre a espráis químicos no te convence, existe una alternativa más natural, perfumada y decorativa. Algunas plantas poseen propiedades repelentes que mantienen alejados a los insectos más molestos. Pero, ¿cuáles son las mejores plantas repelentes de insectos? ¿Dónde conviene colocarlas para conseguir el efecto deseado? Las respuestas pueden sorprenderte y revolucionar la forma de proteger su espacio, dentro y fuera de casa.

Citronela y hierba limón

El término «citronela» hace referencia a un grupo de hierbas tropicales ricas en citronelol y geraniol, sustancias con un característico aroma cítrico que interfieren en los receptores de los mosquitos y actúa por tanto como repelente. Cultivar un arbusto de Cymbopogon nardus en una maceta, en la cocina o junto al salón exterior, significa crear una barrera olfativa natural que reduce drásticamente las picaduras nocturnas.


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A estas plantas repelentes de insectos les gusta el suelo bien drenado, la exposición a pleno sol y el riego regular pero no excesivo. En los meses fríos puedes trasladarlas a un invernadero, evitando las temperaturas inferiores a 10 °C. Para amplificar el efecto repelente, aplasta algunas hojas entre los dedos: los aceites esenciales liberados permanecerán en el aire durante horas. En el aspecto práctico, dos macetas de 30 cm bastan para proteger una mesa de seis plazas. ¿Otra ventaja? Las hojas, frescas o secas, aportan una nota exótica a las tisanas y sopas asiáticas.

Geranio perfumado

El Pelargonium graveolens, también conocido como geranio perfumado, no debe confundirse con el geranio clásico: sus hojas aterciopeladas desprenden un intenso aroma a limón y rosa que mantiene alejados a mosquitos, parásitos e incluso al mosquito tigre. Planta perenne y poco exigente, se adapta a macetas colgantes o balaustradas, convirtiéndose en un elemento decorativo que recuerda las fachadas Art Nouveau.

Para obtener el máximo efecto repelente, coloca varios ejemplares alrededor de puertas y ventanas: creará un perímetro capaz de confundir el olfato de los insectos voladores. Recuerda podar las ramas en primavera para favorecer una floración más densa y perfumada. Las plantas repelentes de insectos, como este geranio, no temen la sequía pero detestan el estancamiento: vacía los platillos después de cada tormenta de verano. Si vives en un piso, mantén una pequeña maceta en el alféizar de la ventana en el interior: el aroma no molesta a las personas y difunde una fragancia relajante que recuerda a los limpiadores naturales.

Trío aromático repelente de insectos

No hacen falta invernaderos tropicales para cultivar plantas que ahuyenten a los insectos: basta un rincón de luz en el balcón para albergar albahaca, menta y romero. Este último contiene eucaliptol, mientras que la menta es rica en mentol; la albahaca libera eugenol: tres moléculas enemigas de hormigas, pulgones y polillas de la comida. Coloca los tarros en triángulo junto a la ventana de la cocina: obtendrás una barrera olfativa estratégica precisamente donde los insectos buscan migas y fuentes azucaradas.

En el jardín, planta romero en el borde del parterre: sus ramas leñosas resisten los vientos salinos y protegen las hortalizas delicadas de pulgones y polillas. La menta prefiere la media sombra y el suelo fresco; para evitar que lo invada todo, cultívala en una maceta grande y profunda. La albahaca, por su parte, necesita pleno sol y una ligera fertilización nitrogenada. La gestión sinérgica de estas especies reduce el uso de insecticidas y garantiza hierbas frescas e infusiones desintoxicantes.

Lavanda y tomillo

Imposible pensar en la Provenza sin la lavanda púrpura, pero poca gente sabe que su aceite esencial es mortal para pulgas, polillas de la ropa y escorpiones. Cultivar Lavandula angustifolia a lo largo de los caminos significa crear un corredor perfumado y libre de plagas. Corta las flores antes de que se marchiten, sécalas y colócalas en bolsas de lino: se convertirán en repelentes naturales de polillas para meter en los cajones de la ropa sucia.


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El tomillo silvestre produce timol, un compuesto antibacteriano que molesta a garrapatas y ácaros. Coloca matas de tomillo al pie de los rosales: limitará los ataques de pulgones sin recurrir a los pesticidas. Ambas especies son xerófilas y no necesitan riego frecuente, ideal si tienes un jardín de bajo mantenimiento. Estéticamente, la lavanda y el tomillo crean contrastes de color y atraen a abejas y mariposas, aumentando la biodiversidad positiva y reduciendo la presencia de insectos no deseados.

Caléndula y crisantemo

Si cultivas tomates o verduras para ensalada, estarás familiarizado con los daños que causan las chicharritas y los pulgones. La caléndula officinalis, gracias a sus piretrinas naturales, actúa como insecticida selectivo que bloquea el sistema nervioso de las moscas blancas y los nematodos que dañan las plantas. Siembre las flores en el borde de las hileras: el tono anaranjado guiará a los polinizadores y disuadirá a las plagas. El crisantemo, un pariente cercano, es la fuente industrial de las piretrinas utilizadas en los aerosoles, pero como planta ornamental libera dosis más suaves y continuas que son seguras para las mascotas.

Coloca las macetas en lugares cálidos y soleados, rotándolas cada quince días para favorecer una floración uniforme. No olvides retirar los capullos marchitos: prolongarás la producción y mantendrás alta la concentración de repelentes. En otoño, corta los tallos por la base y utiliza flores secas en los cajones para repeler a los pececillos de plata.

Pothos, helechos y sansevieria, repelentes de interior

Los habitantes de las ciudades pasan más del 80 % de su tiempo en interiores, donde anidan moscas de la maceta y pequeños ácaros. El pothos (Epipremnum aureum) libera compuestos volátiles que molestan a las larvas de la mosca de la maceta; también absorbe el formaldehído y el benceno, mejorando la calidad del aire. Los helechos de Boston, con frondas esponjosas, crean microclimas húmedos desfavorables para la araña roja.

La sansevieria, conocida como «lengua de suegra», emite saponinas que recubren las cutículas de los insectos, inhibiendo su respiración. Juntas forman un trío de plantas que ahuyentan a los insectos y requieren poco mantenimiento: luz indirecta, riego moderado y abono líquido una vez al mes en primavera. Colocadas en las esquinas del salón, funcionan como un sistema de defensa pasivo y decoran con líneas elegantes perfectas para un mobiliario minimalista. Gira las macetas 180° cada semana y retira las hojas secas que podrían favorecer la aparición de moho, un hábitat ideal para los collembolis.

Colocación y mantenimiento de las plantas repelentes de insectos

Comprar plantas repelentes de insectos es sólo el primer paso: la disposición influye mucho en el efecto repelente. Coloca las especies más aromáticas, es decir, limoncillo, albahaca, menta, en pasos de aire como alféizares y pasillos: las corrientes difundirán uniformemente los aceites esenciales.


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Cerca de la barbacoa, alterna cuencos de caléndula con geranios perfumados a distintas alturas: crearás un muro vegetal que actúa tanto en el aire como en el suelo. Si tienes un estanque ornamental, planta hierba limón en el borde: las raíces pivotantes estabilizan el suelo y reducen el estancamiento del agua, un freno para la cría de mosquitos. La poda ligera y la recogida de hojas secas evitan el moho y los hongos que atraen a los mosquitos. Evita los abonos ricos en nitrógeno: las hojas demasiado tiernas se convierten en presa de los pulgones. Cada tres semanas, gira las macetas 90° y pulveriza con agua tibia al atardecer: reactivarás los aromas y mantendrás la vegetación compacta.

Integrar estas plantas repelentes de insectos en tu casa o jardín es combinar estética, sostenibilidad y bienestar cotidiano. Experimente con las combinaciones que mejor se adapten a su espacio y disfruta de veladas sin zumbidos, plantas sanas y tejidos intactos: la lucha contra los insectos puede oler bien y dar color a todas las estancias.

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