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Residencial 8 junio 2025

Qué prevé el «plan de los cinco dedos» de Copenhague


El "plan de los cinco dedos" de Copenhague es un modelo urbanístico que ha guiado la expansión de la ciudad danesa. Te contamos más.
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Silvia Sanchidrián

Responsable de comunicación en Indomio España

Copenhague, la capital danesa famosa por su innovador planteamiento de la planificación urbana y la sostenibilidad, lleva mucho tiempo adoptando una visión de futuro para su desarrollo. En el centro de esta evolución se encuentra el «plan de los cinco dedos«, un modelo que, desde 1949, dicta las directrices para el crecimiento de la ciudad, tratando de equilibrar la expansión urbana, las infraestructuras y la preservación de los espacios naturales.

Creado en la posguerra, en un momento en que Copenhague se enfrentaba a problemas de congestión, el «plan de los cinco dedos» fue una respuesta audaz. La idea configuraba la ciudad futura a semejanza de una mano abierta: cinco «dedos» de desarrollo urbano que se ramificaban desde el centro, intercalados con corredores verdes.


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El arquitecto Peter Bredsdorff dirigió la formalización de este proyecto. El plan no preveía la creación de nuevas ciudades aisladas, sino la concentración de viviendas, industria y servicios en pequeños centros satélites a lo largo de ejes estratégicos de infraestructuras. Estos corredores de crecimiento, servidos por un eficaz sistema de transporte público ferroviario, conectaban los «dedos» con el corazón de la ciudad, garantizando una integración constante y reduciendo el tiempo de desplazamiento.

Un modelo de crecimiento urbano

Un elemento clave del «plan de los cinco dedos» era el «Desarrollo Orientado al Tránsito» (DOT), un planteamiento innovador que consistía en construir nuevos barrios (las «unidades de barrio» o Forstad) en torno a las estaciones de ferrocarril suburbanas. Cada unidad, repartida en unas doscientas hectáreas y diseñada para albergar a unos 10.000 habitantes, se concibió como una comunidad autosuficiente con servicios a una distancia a pie no superior a 12-15 minutos de la estación.

El objetivo era crear un entorno que fomentara el desarrollo armonioso de la personalidad de los habitantes y promoviera la interacción social. Las zonas industriales se situaron estratégicamente para facilitar el acceso a los lugares de trabajo.

También fue crucial para el éxito del plan la preservación de las cuñas verdes entre los ejes de desarrollo. Estas zonas, poco accesibles, tenían la doble función de evitar la soldadura de diferentes «dedos» y de acercar lo más posible el campo, la vegetación y los espacios abiertos al centro urbano, mejorando la calidad de vida de los residentes.

Plan de cinco dedos: adaptación e innovación a lo largo del tiempo

A lo largo de las décadas, el «plan de los cinco dedos» ha demostrado una notable resistencia y adaptabilidad. En los años 60, aunque la ciudad había alcanzado una población de 1,5 millones de habitantes, se volvió a proponer el mismo modelo, con la introducción de nuevas «secciones urbanas», grandes ciudades satélite. Las revisiones posteriores han seguido haciendo evolucionar el plan, concentrando el desarrollo a lo largo de nuevos corredores de infraestructuras.

Hoy, el Gran Copenhague, con sus 1,8 millones de habitantes, es la prueba palpable del éxito de este modelo. La red ferroviaria metropolitana, una red integrada de más de 600 km con 200 estaciones, da servicio a cientos de miles de viajeros cada día, lo que demuestra la eficacia de las inversiones en infraestructuras.


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A principios del nuevo milenio empezó a tomar forma la visión de una «ciudad bucle», un anillo regional supranacional en torno al Øresund. El puente de 16 kilómetros que une la capital danesa con Malmö desde 2000 es su piedra angular.

Un ejemplo concreto de este desarrollo es Ørestad, un nuevo distrito urbano cerca del aeropuerto de la capital. Desarrollado a lo largo de cinco kilómetros siguiendo la lógica de los «dedos», Ørestad es un asentamiento de alta densidad construido en torno al agua y la naturaleza, servido por una línea de transporte público rápida y eficiente y un carril bici continuo.

Arquitectura y sostenibilidad: una combinación ganadora

Así pues, el «plan de los cinco dedos» no es sólo un proyecto urbanístico, sino un planteamiento filosófico que ha permitido a Copenhague evolucionar hacia una ciudad donde la calidad de vida, la sostenibilidad y la innovación son elementos centrales.

Copenhague, nombrada Capital Mundial de la Arquitectura 2023, se ha convertido en un laboratorio de experimentación donde naturaleza y artificio coexisten en total armonía.

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