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Siempre corazón palpitante de ciudades y civilizaciones, las plazas son algo más que espacios urbanos. Son lugares de encuentro, símbolos de identidad, escenarios naturales de acontecimientos históricos y culturales. Algunas se distinguen por su grandeza, otras por su refinamiento arquitectónico y otras por su contexto único y evocador.
Descubramos juntos algunas de las plazas más bonitas del mundo, seleccionadas por su encanto, su historia y su impacto visual, cada una de ellas testimonio de una parte de la ciudad en la que se encuentra y digna de ser visitada al menos una vez en la vida.
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Situada frente a la Basílica de San Pedro, esta emblemática plaza diseñada por Gian Lorenzo Bernini es uno de los lugares más reconocibles y fotografiados y una de las plazas más bonitas del mundo.
Caracterizada por una columnata elíptica que parece abrazar a los visitantes, la Plaza de San Pedro puede albergar hasta 300.000 personas y acoge las celebraciones religiosas más importantes del cristianismo. Su perfecto equilibrio entre espiritualidad y grandeza arquitectónica la convierte en una de las visitas obligadas para todo aquel que visite Roma. Cada detalle, desde el pavimento hasta los dos obeliscos centrales, contribuye a crear una atmósfera solemne y universal.
Durante las fiestas de Pascua y Navidad, la plaza se convierte en un teatro al aire libre con decoraciones, coros y la tradicional bendición Urbi et Orbi. También acoge el famoso «Ángelus«, la cita dominical con el Papa que atrae a fieles de todo el mundo.
La Grand Place de Bruselas es una de las plazas más pintorescas de Europa y una de las plazas más bonitas del mundo. Rodeada de edificios góticos y barrocos, está dominada por el imponente ayuntamiento y las famosas «Maisons des Corporations».
Patrimonio de la UNESCO, la plaza acoge acontecimientos históricos como la Infiorata, que cada dos años transforma el pavimento en una gigantesca alfombra de flores. Tanto de día como de noche, la Grand Place ofrece vistas espectaculares gracias al juego de luces que realza su riqueza decorativa. Es un ejemplo extraordinario de equilibrio entre espacio público y valorización histórica.
Además de la famosa alfombra floral, la plaza alberga uno de los mercados navideños más queridos de Europa, con efectos luminosos proyectados sobre la fachada del ayuntamiento y una gran pista de patinaje.
Situada en el corazón de Moscú, la Plaza Roja está rodeada por algunos de los monumentos más emblemáticos de Rusia: el Kremlin, el Mausoleo de Lenin, el Museo Histórico Estatal y la Catedral de San Basilio, famosa por sus cúpulas multicolores.
Su nombre no tiene origen político, sino que deriva de la palabra rusa «krasnaja», que antiguamente significaba «bella«. Utilizada para celebraciones nacionales, desfiles y conciertos, la Plaza Roja encarna la grandeza de la historia rusa y representa un punto de encuentro entre el pasado y el presente.
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Cada 9 de mayo, la plaza acoge el espectacular Desfile de la Victoria, una celebración militar que conmemora el final de la II Guerra Mundial y que se retransmite en directo a todo el país.
En pleno centro histórico de Madrid se encuentra la Plaza Mayor, una plaza rectangular rodeada de edificios porticados de color ocre y balcones de hierro forjado. Fundada en el siglo XVII como lugar de mercados y corridas de toros, hoy es uno de los principales puntos de encuentro de la ciudad y es una de las plazas más bonitas del mundo.
La estatua ecuestre de Felipe III domina el centro de la plaza, mientras que cafés y restaurantes animan el perímetro. Su ambiente animado y relajado la hace ideal para un descanso durante una visita cultural a la capital española.
Durante el periodo navideño, la plaza acoge un animado mercado tradicional, mientras que en verano suele animarse con conciertos, espectáculos y eventos culturales.
En el corazón de la Florencia renacentista se encuentra una de las plazas más bonitas del mundo: la Piazza del Duomo.
Aquí se alzan obras maestras del arte y la arquitectura como la Catedral de Santa María del Fiore, con la famosa cúpula de Brunelleschi, el Baptisterio de San Juan y el Campanario de Giotto. La plaza es el punto de partida ideal para descubrir el centro histórico de la ciudad y ofrece una extraordinaria concentración de belleza, armonía y valor histórico. La vista nocturna, con la fachada iluminada del Duomo, deja un recuerdo imborrable.
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Cada año, el 24 de junio, día de San Juan (o San Giovanni), patrón de Florencia, la plaza acoge fuegos artificiales y celebraciones religiosas, así como el tradicional partido del Calcio Storico Fiorentino cerca de la Piazza Santa Croce.
Podríamos decir que es una de las plazas más bonitas del mundo, o de las más famosas, pero más que una plaza, Times Square es un cruce de culturas, luces y flujos humanos. Situada en la intersección de Broadway y la Séptima Avenida, esta plaza es famosa por sus carteles luminosos, sus espectáculos callejeros y la famosa cuenta atrás de Nochevieja.
Es el símbolo del Nueva York contemporáneo, agitado y siempre en movimiento. Aunque no se ajusta a la definición tradicional de «plaza», Times Square es uno de los espacios públicos más influyentes y reconocibles del mundo, pues encarna el espíritu de una metrópolis global.
El 31 de diciembre de cada año, la plaza se convierte en el centro de la «Caída de la Bola«, el famoso descenso de la bola de cristal luminosa ante millones de espectadores de todo el mundo.
En el corazón de la medina de Marrakech se encuentra una de las plazas más bonitas del mundo árabe y una de las más fascinantes: Jemaa el-Fna.
Esta plaza cambia de rostro según la hora del día. Por la mañana la frecuentan vendedores ambulantes y encantadores de serpientes; al atardecer se convierte en un teatro al aire libre donde actúan músicos, bailarines, cocineros callejeros y cuentacuentos. Catalogada como patrimonio oral e inmaterial de la humanidad por la UNESCO, representa el alma auténtica de la ciudad y una experiencia sensorial única para todo viajero.
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La plaza también es famosa por sus vendedores de zumo de naranja, quioscos con humeantes tajines y los cuentos de la «halqa», narraciones orales tradicionales que se han transmitido durante siglos.
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