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Responsable de comunicación en Indomio España
La fumata blanca que anuncia la elección de un nuevo Papa es uno de los momentos más emotivos para la Iglesia católica y millones de fieles en todo el mundo. Este antiguo rito, cargado de simbolismo y tradición, tiene lugar al final del Cónclave, el acto secreto por el que los cardenales eligen al Papa. El humo, que puede ser blanco o negro, representa visualmente el resultado de la votación, seguida con inquietud por la Plaza de San Pedro, pero también por millones de telespectadores conectados en directo en todo el mundo.
El Cónclave se reúne cuando la sede papal está vacante, es decir, en dos casos: por fallecimiento del Papa o, como ocurrió en 2013 con Benedicto XVI, tras su renuncia. El término «Cónclave» procede del latín cum clave, es decir, «con llave«, indicando el hecho de que los cardenales electores están encerrados en reclusión en la Capilla Sixtina hasta que eligen al nuevo Papa. Sólo pueden participar los cardenales menores de 80 años, y las votaciones comienzan entre 15 y 20 días después de que la sede papal deje de estar presidida.
La fumata es la señal visual e inmediata que informa a los fieles del resultado de la votación que está teniendo lugar. El humo producido por una estufa de hierro fundido, instalada en la Capilla Sixtina, se utilizó por primera vez en el cónclave de 1914, aunque la tradición se remonta a 1800. El sistema es sencillo y muy simbólico: cuando los cardenales no alcanzan la mayoría necesaria, sale humo negro de la chimenea de la Capilla Sixtina; si se elige al nuevo Papa, el humo es blanco.
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El color del humo se obtiene quemando las papeletas, añadiendo sustancias químicas que determinan su tonalidad: clorato potásico, lactosa y colofonia (también llamada brea griega, una resina natural amarilla obtenida de las coníferas) para el humo blanco; perclorato potásico, antraceno y azufre para el humo negro. Hasta el Cónclave de 2005, la distinción no siempre estaba clara, con momentos de confusión entre humo gris o parduzco. Desde el Cónclave de 2013, un sistema de combustión electrónica ha mejorado la claridad de la señal.
Durante el Cónclave se celebran dos votaciones diarias: una por la mañana y otra por la tarde. Cada sesión incluye dos votaciones. Al final de cada sesión, los resultados se anuncian a través de una fumata. Si la votación no da como resultado la elección de un nuevo Papa, las papeletas se queman junto con sustancias que producen un humo negro y espeso. El humo negro puede prolongarse durante días. En algunos casos históricos, el Cónclave duró semanas o meses, aunque hoy en día es raro que supere los tres o cuatro días. El humo negro indica que los cardenales aún no han alcanzado el quórum de dos tercios necesario para la elección.
La fumata blanca es el momento culminante del Cónclave. Significa que los cardenales han elegido un nuevo Papa. La fumata blanca se produce inmediatamente después de la votación decisiva quemando las papeletas con sustancias que producen una columna de humo blanco claramente visible. Normalmente, si la elección tiene lugar por la mañana, la fumata blanca puede verse hacia las 11.30 horas; por la tarde, hacia las 18.30 o 19.00 horas.
Desde el momento en que aparece el humo blanco, se desencadena un frenesí general: las campanas de la Basílica de San Pedro comienzan a repicar festivamente, los medios de comunicación interrumpen sus emisiones para enlazar con Roma, mientras la multitud de fieles en la plaza disuelve la inquietud de la expectación en un largo aplauso espontáneo.
Tras anunciar al mundo la elección del nuevo Papa, pasan entre 45 y 60 minutos antes de que aparezca en público por primera vez. Nada más ser elegido, el nuevo Pontífice es conducido a la «Sala de las Lágrimas«, una pequeña habitación de la Capilla Sixtina donde puede prepararse espiritualmente y ponerse la túnica papal. Se le ofrecen tres tallas de sotana blanca: pequeña, mediana y grande, preparadas para cualquier eventualidad.
Tras aceptar oficialmente el cargo y elegir su nombre pontificio, el nuevo Pontífice se dirige a la logia central de la basílica de San Pedro, conocida como Logia de las Bendiciones, donde es presentado al mundo por el cardenal protodiácono con la histórica fórmula: Annuntio vobis gaudium magnum: habemus Papam. Inmediatamente después, el Papa pronuncia su primer mensaje e imparte la bendición «Urbi et Orbi«.
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El humo es visible desde un punto concreto de la Ciudad del Vaticano: la chimenea instalada sobre la Capilla Sixtina. Aparece desde la plaza situada frente a la Basílica de San Pedro, donde miles de personas se reúnen para esperar la señal. La chimenea se instala temporalmente para la ocasión, conectándola a una estufa situada en el interior de la Capilla Sixtina, donde se queman las papeletas.
Quienes se encuentren en Roma durante el Cónclave pueden contemplar la fumata directamente desde la Plaza de San Pedro, ya que es posible acceder a ella libremente, aunque se formen grandes aglomeraciones durante la probable elección del nuevo Papa con altas medidas de seguridad. Los fieles y curiosos observan la chimenea en silencio, tratando de interpretar el color del humo cuando comienza a elevarse.
Quienes sigan el acontecimiento desde casa, sin embargo, podrán ver el humo en directo por televisión: Muchas cadenas de televisión retransmitirán la elección en tiempo real. El canal oficial del Vaticano y muchas plataformas de streaming también ofrecerán una cobertura completa, a menudo con cámaras apuntando las veinticuatro horas del día a la chimenea.
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