
Responsable de comunicación en Indomio España
Considerada la república independiente más pequeña del mundo, Nauru es una diminuta isla perdida en la inmensidad del océano Pacífico que se enfrenta a un reto titánico: sobrevivir.
El calentamiento global y la consiguiente subida del nivel del mar amenazan con engullir este Estado insular, obligando a sus 11.000 habitantes a abandonar sus hogares. Pero Nauru no se rinde y ha ideado un plan para recaudar los fondos necesarios para proteger su futuro: vender su ciudadanía.
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El Presidente David Adeang ha anunciado un ambicioso proyecto para reubicar a toda la población de las zonas costeras, propensas a las inundaciones, en el interior del país. Allí se construirá una nueva ciudad, dotada de modernas infraestructuras, granjas y lugares de trabajo, donde los habitantes de Nauru podrán rehacer sus vidas.
El coste estimado de este proyecto es de 65 millones de dólares, una suma enorme para una nación con recursos limitados. Para recaudar los fondos necesarios, Nauru ha decidido apostar por un programa de «ciudadanía por inversión». En la práctica, los extranjeros que aporten al menos 140.500 dólares (unos 135.000 euros) recibirán a cambio un pasaporte de Nauru.
Este documento no sólo confiere la ciudadanía, sino que también ofrece ventajas concretas, como el acceso sin visado a destinos populares como el Reino Unido, Singapur y Hong Kong. Una oportunidad atractiva para muchos, teniendo en cuenta que la mayoría de los que compren el pasaporte probablemente nunca pisarán la isla, situada a unos 4.000 kilómetros al noreste de Sydney.
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El presidente Adeang, haciendo hincapié en la urgencia de la situación, afirmó que «debemos actuar ahora para garantizar un futuro a nuestro pueblo».
La iniciativa de Nauru sigue el ejemplo de Dominica, otra pequeña isla caribeña que adoptó un programa similar para financiar la reconstrucción tras la devastación causada por el huracán María en 2017.
La venta de pasaportes es por tanto una solución, aunque controvertida, para Nauru. Una forma de asegurarse un futuro en un mundo que cambia rápidamente y en el que habrá que tener en cuenta los efectos del calentamiento global.